miércoles, 10 de marzo de 2010

MUJERES......... RECORDADAS EL DOMINGO EN "GRANJA CUÑATAÍ" esas tardecitas con sabor casero......

El domingo 7 de marzo, conmemorando el día Internacional de la Mujer, dieron comienzo las “Tardecitas de domingo” en Granja Cuñataí en la zona de Solares del Tercero desde las 17.00 horas.
Su anfitriona, Patricia Aquino, poco a poco las ha ido transformando en un clàsico, con ese sabor casero, mate, dulce y el infaltable pan elaborado por Patricia. Y finalmente lo ha logrado. Desde un principio Patricia pretendía que los visitantes disfruten de una tarde distinta, al aire libre y naturaleza plena. Así sucedió el 7 de marzo, cuando fueron homenajeadas varias mujeres de la ciudad que se destacan o se han destacado por un rol especial en la comunidad bellvillense. Entre ellas, Ana Licari, Alejandra Agüero, Adriana Licari, Susana Bichsel, Teresita Astrada y Ana Pollano. Hugo Carderelli ofreció un show musical especial para todas las mujeres.
No fue una tarde más, fue una tarde especial, de esas que aún se recuerdan, por su sabor y su candor. Ese sabor casero ya perdido en medio de tanta tecnología. Ese que, Patricia, pese a pasar noches de desvelo, se niega a dejar escapar. Tardecitas con sabor casero..... Ese sabor que te hace sentir...... como en casa de tus abuelos......ese que se fue para no volver.........
Gracias a quiénes hacen posible estos momentos ya perdidos en un mundo globalizado.........
FOTOS: Gentileza Alejandra Agüero

COGNIGNI....ese gringo de BELL VILLE.......

EL CENTRO VECINAL CTALAMOCHITA, realizó una serie de actividades culturales y sociales organizada en la continuidad del programa de limpieza del Río
Ctalamochita y la nueva campaña de plantación de 1.000 árboles en las márgenes del mismo. En uno de los tantos eventos realizados, hubo uno muy especial, un homenaje a un grande como lo fue "el gringo" Cognigni..........
Patricia Aquino, leyó el relato que especialmente escribió para dicho homenaje el periodista y escritor David Picolomini. Al respecto de ese escrito, Picolomini expresó que "lo hice a pedido de Calzolari y quise escribir lo que siento y que tiene que ver con la deuda que tenemos los bellvillenses con Cognigni. ¡Cómo me gustaría que el gringo volviera a Bell Ville!!¡Cómo me gustaría que volviera y que, encima, le agarraran ganas de quedarse…!
La última vez que lo vi, lo espié cauteloso desde uno de los portones pesados del salón del River. Fue esa vez que lo agasajamos al Marito cuando volvió del Mundial en el camión de los bomberos de “Filemón”.
Hablaba con un saco a cuadros y el escenario azul y amarillo le ajustaba de sisa. Casi tenía que comunicar agachado, su relato de ademanes. ¡También…Acusaba uno enta y pico de tiraje, el gringo!
Con un vozarrón amable, le despeinaba la inconfundible melena de peluquería a doña “Mónica Presenta”, la que había venido a filmarlo al Mario y se terminó llevando el bochín de Cognigni.
Después se volvió para Córdoba y, “de aquí a la eternidad”, como le dijo Burt Lancaster a Debora Kerr, un viernes, en el Coliseo.
Para mi gusto, me parece que ya se fue por mucho tiempo. Digo que “ya está basta” y que se podría volver al pueblo…
Que le afloje un poco al “Calicanto” y se venga un rato a “los borbollones”
Que le de un respiro a “Rinconcito” y se desparrame una noche, con sus mañanitas, en “la Gota de Leche”, en la vereda.
Que se haga lustrar (un zapato cada uno, para no cansarlos) con “Chingolera” y “Riverito”, que ellos también saben y cuentan.
Que se dé una vuelta por los puestos del Mercado, allí cada azulejo blanco tiene un sobrenombre.
Y, si puede, que se asome por el palco de Aquarama, en cualquier fin de semana, cuando toquen “Los Black Cats” y se rían con Moncada.
¡Cómo me gustaría que el gringo volviera a Bell Ville!
¡Cómo me gustaría que volviera y que, encima, le agarraran ganas de dibujar a lo loco!
Como cuando, sin el menor uso de la palabra, les hacía poner el lomo hinchado a los milicos.
Después decían que era gordo… ¡Si lo hubieran visto esquivar las bombas en la redacción y el fuego a ediciones completas!
Y encima le quedaban ganas de reírse y hacer reír. ¡Que gringo, éste!
Si llega a venir uno de estos días, le voy a pedir que me dibuje al “gaucho Sánchez”, de bombacha lila, empujando la bombonera, o al “vasco Jesús” en su triciclo, doblando en dos ruedas para el lado de “la Pirámide”…o mejor… ¡Le pido que me lo haga a “Refucilo” en bicicleta, chiflando de contramano!
Algo así, con tal que se pegue la vuelta y se venga del “Aguaducho” para este lado del río, donde estamos sentados vos y yo, justito ahora, como esperando que aparezca del bronce y de la nada.
Porque el gringo es tan nuestro como lo es del aire, o de la tierra. De “la Rinconada” o de la calle Silvestre Remonda. De sus hijos o de esa mujer maleducada que le gritaba barbaridades a los taxis, mientras vendía papas de hortensia en “la Cañada”…
David Picolomini davidpico58@hotmail.com